martes, 9 de marzo de 2010

Eres la prueba de que no hay que rendirse nunca.-

Cuando era pequeña quería ser astronauta porque estaba completamente convencida de que, sin gravedad, una caída era inconcedible. Después, entendí que siempre caemos: no importa la altura a la que nos encontremos, podemos hacernos daño incluso estando tirados en el suelo. Con el tiempo he aprendido que el -amor- es el único capaz de curarlo todo. Por supuesto, comprendí también que, igual que nos cura, nos puede destrozar. Desde ese momento me drogo con poesía y canciones tristes en mis días grises. Para los de colores, me invento sueños y tejo océanos con los dedos. Así que si conoces a algún niño pequeño de sonrisa incompleta, no es por falta de alegría, sino de dientes, no le digas que no puede ser astronauta porque le estarás restando Vida.





 ~Lo menos frecuente en este mundo es vivir...
...la mayoría de la gente existe, eso es todo.

NO se trata de [existir] .

..Solo hay que deslizarse por la vida, por los días, como por un tobogán. Dejándote llevar, estirando los brazos, a una velocidad desconocida. Quizás como si fueramos aún unos niños. Porque si pensamos en nosotros mismos de repente se queda mucho infantilismo, infantilidad, si... (¿y eso es bueno o es malo?). O tal vez no. También puede ser que no; o ser una mezcla, una gran amalgama de todo, todo un coctél de sueños y aventuras, de asiertos y errores, de -amor- y cuidado, si, hablando de mi, yo vivo cada i n s t a n t e como si fuera el final de todo. 
Y ahora pienso estás (a mi lado), te tengo conmigo!
¿Cómo no vivir cada momento con tanta felicidad?

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