jueves, 4 de noviembre de 2010

Solo es tiempo.

Rincones grises donde las horas juegan a comerse el tiempo, a contar segundos en los que el blanco tiñe el negro y todo se inunda de nuevo. Segundos que poco a poco disfrazan la habitación de colores que lanza el minutero. Minutos que visten aquellas calles de kilómetros repletos de señales. Horas que mastican todo el tiempo juntándolo con los días en los que reír y llorar no era algo contradictorio. Palabras y frases que se escriben. Música de fondo, palabras hablando de amor y los botones que se deberían quitar. Botones quitados. Piel con piel. Beso con beso. Y lo mejor de todo, mirada con mirada.

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