miércoles, 2 de febrero de 2011

Miércoles.

         Con olor a tinte de cabello, a quitaesmaltes y a café. Con sueño retrasado y ceguera. Con sábanas de caramelo que se pegan a la piel. Con relojes a punto de estallar que suenan a corazones locos a doble voz. Que me cantan al oído, y me llenan de "que haceres" para hacerme olvidar que hago aquí. Días solitarios, consentidos, caprichosos y aburridos. Miércoles que significan que todo acaba y empieza a la vez.

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