lunes, 13 de febrero de 2012

Puentes a lugares imaginarios.

             Y yo solo sé que así fue, quise rozar tus labios desde el primer momento que te vi. Tocarte y dejarme querer. Tu pelo se enredaba en mis dedos, podía incluso medirlo, contarlo. Te besé los ojos y te abracé lo más fuerte posible.  Medía tu sonrisa, como tus labios se tensaban y me mostraban todos tus dientes y soltabas una carcajada, y otra, y otra...
...Hoy la cama está vacía, el silencio me corta la respiración. El día que te fuiste todo se quedó flotando, en el aire. Y yo apenas me puedo levantar a recogerlo y guardar el dolor en los cajones. Y a veces vuelves, y yo siento que es una alucinación, pero dejo que me roce, que me haga el amor y que luego, como siempre, se disculpe y se vaya, sin ni siquiera abrazarme antes.
Quizá no puedas llegar a comprenderlo. No puedas entender en qué instante las cosas pueden cambiar de rumbo. Quiero decirme todo aquello que siempre dejo a un lado, porque quizá siempre me acabo quedando en segundo lugar. Y no podríamos engañarnos, tú no podrías poner cara de sorprendido y yo no podría fingir que no me has oído. Creo que es suficiente, sí, ya es suficiente

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